Mié. May 14th, 2025

Jugar videojuegos en México se está convirtiendo en un lujo. El aumento en los precios de consolas y juegos no solo tiene que ver con el dólar o los impuestos, sino también con decisiones empresariales que dejan al gamer mexicano en desventaja.

 

Un ejemplo claro es la Nintendo Switch 2, que llegará al país con un precio de 13,599 pesos, unos 240 dólares más que en Estados Unidos. La versión con Mario Kart incluido costará 14,899 pesos, es decir, 260 dólares extra si se compara con su precio en el país vecino. ¿Por qué tanta diferencia?

 

Radamés Camargo, analista de The CIU, lo explica con claridad: no se trata solo del tipo de cambio o del IVA del 16%, sino también de un problema estructural en cómo se distribuyen y venden estos productos en el país.

 

Dólar y aranceles: enemigos del gamer

El peso mexicano ha sufrido depreciaciones frente al dólar, y como casi todos los dispositivos se cotizan en esa moneda, cualquier variación impacta directamente en el precio final. Además, los aranceles que se aplican a países productores como Vietnam o China —clave en la manufactura de consolas como la Nintendo Switch— encarecen más el producto antes de que llegue a los anaqueles.

 

De hecho, Vietnam deberá pagar un arancel del 46% para exportar a Estados Unidos, lo que repercute en los precios para América Latina, incluida México. Si a esto le sumamos los nuevos impuestos y la incertidumbre económica global, el resultado es un mercado con menos acceso y más desigualdad.

 

“Cualquier producto que el consumidor quiera comprar, seguramente será objeto de muchos de los aranceles anunciados”, advirtió Aubrey Quinn, vicepresidenta de la Entertainment Software Association (ESA).

 

Distribuidores inflan precios y cierran el paso

Otro problema grave es que las empresas no tienen una estrategia directa para el mercado mexicano. En lugar de vender directamente, lo hacen a través de distribuidores intermediarios, quienes deciden el precio final y buscan asegurar su margen de ganancia.

 

En palabras simples: el usuario mexicano paga más porque no hay una estrategia pensada en él. El distribuidor actúa como dueño del mercado, impone precios altos para cubrir riesgos, y nadie lo regula.

 

“Las empresas están dejando el terreno libre a los distribuidores y eso transmite un mensaje de poco entendimiento hacia los usuarios mexicanos”, señala Camargo.

 

El gaming caro profundiza la brecha digital

Este encarecimiento no solo afecta a quienes quieren jugar por diversión. También tiene un impacto en términos de acceso a la tecnología, educación digital, e innovación. Cuando los dispositivos cuestan demasiado, mucha gente queda fuera, especialmente en un país con profundas desigualdades.

 

Además, la proyección es pesimista: no se espera que los precios bajen en los próximos cinco años, lo que podría frenar aún más el avance de comunidades con menor poder adquisitivo.

 

por admin

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