La semana del 12 al 18 de mayo marca el inicio de la primera ola de calor del año en México, impulsada por un robusto sistema de alta presión atmosférica que se ha posicionado sobre el territorio nacional. Esta dorsal anticiclónica, típica en los meses de transición hacia el verano, no solo inhibe la formación de lluvias, sino que también intensifica el calentamiento del aire, provocando temperaturas inusualmente elevadas y persistentes que ya se sienten en gran parte del país.
Desde este lunes, localidades como Mezquitillo, Zacatecas, registran cielos despejados, humedad baja y temperaturas en ascenso, alcanzando valores de hasta 35°C en los días centrales de la semana. Las condiciones meteorológicas actuales en esa zona reflejan una estabilidad típica de primavera, con alta radiación solar, humedad relativa en torno al 30% y viento moderado del sur. Este patrón no es exclusivo de Zacatecas: regiones del norte como Sonora y Chihuahua vivirán días similares, con temperaturas máximas entre 34 y 38°C y escasa humedad, lo que agrava el riesgo de incendios y estrés hídrico.
En el Altiplano y Bajío, se espera que el termómetro escale a rangos de 32 a 38°C, superando incluso los 40°C en áreas bajas del sur de Morelos, Puebla y Estado de México. En la vertiente del Golfo —específicamente en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y parte de San Luis Potosí— la situación es aún más crítica, con valores previstos de hasta 48°C hacia mediados de semana. Se anticipa que esta intensa ola de calor se prolongue por al menos 7 a 10 días, un periodo inusualmente largo para el mes de mayo.
Mientras tanto, las zonas costeras del Pacífico y Golfo presentan un patrón térmico húmedo, con temperaturas entre 32 y 35°C, acompañadas de brisas marinas que alivian ligeramente la sensación térmica. Sin embargo, el alto contenido de humedad en lugares como Veracruz, Tabasco y la Península de Yucatán puede elevar los índices de calor por encima de los 40°C, afectando significativamente a quienes trabajan al aire libre o realizan actividades turísticas.
Las lluvias, por su parte, serán muy escasas durante este periodo. El anticiclón inhibe el desarrollo de nubosidad convectiva, aunque no se descartan tormentas aisladas por la tarde en regiones montañosas del centro y sur del país, como Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Zacatecas y el Estado de México. Estos fenómenos serán puntuales, breves y localizados, con acumulados diarios entre 5 y 10 mm, aunque algunos episodios podrían ir acompañados de granizo y ráfagas de viento.
La situación atmosférica actual responde a una fase Neutra del sistema ENSO (El Niño–Oscilación del Sur), en la que las oscilaciones térmicas extremas son comunes. En este contexto, la presencia del anticiclón, combinado con el ángulo solar más alto del año, da lugar a un escenario de calor persistente, escasez de lluvia y altos niveles de radiación UV (índice 5 o más), que requieren medidas de protección para la población.
Las autoridades sanitarias insisten en evitar actividades físicas intensas durante las horas de mayor insolación, hidratarse constantemente y utilizar protección solar adecuada. Este llamado cobra especial urgencia para niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas, más vulnerables a sufrir golpes de calor o deshidratación.
El panorama a mediano plazo sugiere que las condiciones calurosas continuarán hasta finales de mayo. Aunque se vislumbra un posible aumento de humedad en el sur del país con la llegada de ondas tropicales desde Centroamérica, no se espera un cambio radical en el patrón climático hasta que se consolide la temporada de lluvias en junio. La vigilancia continuará sobre la evolución de los sistemas tropicales incipientes y los posibles cambios en la dinámica del anticiclón, que podría desplazarse hacia el noreste y modificar las condiciones actuales.
México se encuentra en plena transición hacia el verano meteorológico, y esta ola de calor marca el inicio de una temporada donde los extremos térmicos y la variabilidad climática serán protagonistas. Aunque estos eventos no se consideran atípicos, su duración e intensidad resaltan la necesidad de mantener una vigilancia meteorológica continua y reforzar las medidas de prevención en todos los sectores.