La Ciudad de México está viviendo una transformación silenciosa pero implacable: su clima ya no es el mismo. Los termómetros suben más cada año, las lluvias caen con furia concentrada y la capital del país se enfrenta a un desafío climático sin precedentes. ¿Qué está provocando este cambio? ¿Y qué consecuencias trae para sus habitantes?
Un calor que no da tregua
En la última década, la temperatura media anual en la CDMX ha registrado un incremento constante, con meses de mayo que alcanzan hasta 27.8°C. Pero más allá de los promedios, lo alarmante es la frecuencia creciente de noches tropicales, con temperaturas que no bajan de los 20°C: ya superan los 100 días al año. Este fenómeno no solo afecta la calidad del sueño, también tiene impacto directo en la salud, especialmente de los grupos vulnerables.
Lluvias más fuertes y peligrosas
La temporada de lluvias, por su parte, se ha vuelto más intensa y errática. En lugar de lluvias suaves y constantes, ahora la ciudad enfrenta tormentas súbitas que saturan el sistema de drenaje, provocan inundaciones y deslaves, y ponen en riesgo a miles de familias. Aunque la cantidad total de lluvia no ha disminuido de forma significativa, su distribución ha cambiado radicalmente, elevando el riesgo de desastres urbanos.
¿Qué está detrás del cambio?
Las causas son múltiples, pero se entrelazan con claridad:
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Urbanización acelerada: la expansión descontrolada de la mancha urbana ha eliminado áreas verdes y cuerpos de agua, reemplazándolos con concreto y asfalto que absorben y emiten calor. Esto genera el fenómeno de isla de calor urbana, que puede elevar la temperatura hasta 5°C más que en zonas rurales cercanas.
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Pérdida de vegetación: la cuenca de México ha perdido gran parte de su cobertura natural, lo que agrava los efectos del calor y altera los ciclos de lluvia.
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Cambio climático global: el calentamiento del planeta también pasa factura. Se estima que entre 2015 y 2039, la temperatura media en México subirá en alrededor de 1.5°C, pero en la CDMX, el aumento ha sido de casi 4°C en los últimos 100 años, una señal de alarma que no puede ignorarse.
¿Y ahora qué?
Los impactos del cambio climático ya están aquí. Más calor, lluvias más violentas, infraestructura en riesgo y mayores desafíos para la salud pública y la calidad de vida. Ante este panorama, la adaptación se vuelve urgente: repensar el diseño urbano, recuperar áreas verdes, invertir en infraestructura resiliente y promover políticas de mitigación del calentamiento global.
La CDMX está en una encrucijada. Lo que se decida hoy definirá si la ciudad podrá resistir el clima del mañana.