Ciudad de México, 20 de mayo de 2025 — La tarde cayó con violencia sobre la capital del país. En la colonia Moderna, una zona residencial de la alcaldía Benito Juárez, el estruendo de los disparos rompió la cotidianidad. Dos funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México fueron asesinados a sangre fría: Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno Clara Brugada, y José Muñoz, asesor de su equipo.
El ataque fue directo, ejecutado por sujetos en motocicleta, una táctica común en crímenes de alto perfil. Las víctimas, sin posibilidad de defensa, murieron en el lugar. La noticia sacudió a la administración capitalina y puso en evidencia que ni los más cercanos al poder están a salvo.
“Es un crimen atroz que no quedará impune”, declaró Brugada horas después, visiblemente consternada. Las autoridades capitalinas han prometido una investigación a fondo, pero el caso ya se suma a una larga lista de atentados recientes contra funcionarios públicos en México.
Un país que asesina a sus representantes
En menos de diez días, otros cuatro asesinatos de figuras políticas han estremecido a distintas regiones del país:
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El 15 de mayo, Mario Hernández García, presidente municipal de Santiago Amoltepec, Oaxaca, fue emboscado junto a dos personas más. Su crimen no solo dejó un vacío de poder, sino una comunidad sumida en el miedo.
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El 11 de mayo, la candidata Yesenia Lara Gutiérrez fue ejecutada mientras encabezaba una caravana política en Texistepec, Veracruz. El ataque fue directo, sin aviso, frente a simpatizantes y equipo de campaña.
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El 13 de mayo, el exdiputado Luis Armando Córdova fue asesinado en Zapopan, Jalisco, sumándose a una lista creciente de políticos con trayectoria que pierden la vida en circunstancias violentas.
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En Guerrero, uno de los estados más golpeados por el crimen organizado, Jaime Maciel Ramírez, director de Seguridad Pública de Coyuca de Benítez, fue ejecutado mientras cumplía con sus funciones.
Violencia política: una constante mortal
Estas muertes no son hechos aislados. En lo que va de 2025, al menos 50 políticos han sido asesinados en México, de acuerdo con datos de observatorios independientes. La mayoría eran figuras locales: alcaldes, regidores, directores de seguridad y aspirantes a cargos de elección popular.
Los expertos advierten que esta tendencia no es nueva, pero se agudiza en tiempos electorales. Las elecciones de este año, marcadas por la competencia entre fuerzas políticas y la injerencia del crimen organizado, han convertido a los funcionarios en blanco fácil.
Impunidad, crimen organizado y un Estado fragmentado
¿Qué hay detrás de estos asesinatos? En muchos casos, se apunta al crimen organizado, que busca cooptar o eliminar a quienes se interponen en sus negocios ilícitos. En otros, se presume disputas políticas locales o **ajustes de cuentas personales