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Ciudad de México, 1 de julio de 2025 — El trabajo de cuidados debe dejar de ser una labor invisible y asumida únicamente por mujeres para convertirse en un derecho social garantizado por el Estado y respaldado por toda la sociedad, coincidieron expertas de México y España durante el Seminario Permanente Internacional Interdisciplinario sobre Emergencia Social Comunitaria, organizado por la UNAM.

Julia del Carmen Chávez Carapia, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), subrayó que en México aún no existe una ley que regule esta importante labor, aunque hay iniciativas que buscan proteger los derechos tanto de quienes cuidan como de quienes reciben cuidados. En ese sentido, destacó la propuesta de crear un Sistema Nacional de Cuidados, que integre políticas y servicios de apoyo para quienes realizan estas tareas.

“Históricamente, las mujeres han sido quienes han asumido esta responsabilidad, sumando roles tradicionales y modernos, sin embargo, los cuidados son una tarea que debe involucrar a todas y todos”, explicó Chávez Carapia, quien también coordina el Programa de Maestría y Doctorado en Trabajo Social.

Los cuidados no solo incluyen el trabajo doméstico no remunerado, sino también la atención nutricional, sanitaria, educativa, emocional y social, dirigidos especialmente a los sectores más vulnerables como niñas, niños y personas adultas mayores. La pandemia evidenció aún más la sobrecarga que este trabajo representa, principalmente para las mujeres.

Por su parte, Begoña Leyra Fatou, académica de la Universidad Complutense de Madrid, hizo un llamado a transformar el modelo actual que invisibiliza y privatiza los cuidados. “Modificar el reparto del tiempo y las tareas de cuidado es una reivindicación política”, afirmó, resaltando que el trabajo social debe dignificar y humanizar estas labores a través de una ética del cuidado basada en la justicia social y el reconocimiento de la interdependencia humana.

Además, Leyra Fatou propuso promover políticas públicas corresponsables y comunitarias para evitar que el cuidado siga recayendo únicamente en las mujeres o en el ámbito privado.

Mariana Lugo Arellano, también profesora de la ENTS, advirtió que sin atender las desigualdades de género y la pobreza de tiempo que enfrentan muchas personas, será imposible revertir la situación de desigualdad en América Latina. Destacó que el movimiento feminista ha sido clave para desnaturalizar la idea de que los cuidados son una característica innata de las mujeres, reivindicándolos como un trabajo que requiere conocimientos, tiempo y esfuerzo.

Finalmente, Lugo Arellano remarcó que reconocer el cuidado como un derecho universal implica que el Estado asuma obligaciones para garantizarlo, lo que representa un avance fundamental para la justicia social y la igualdad de género.

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